martes, 18 de febrero de 2014

"Un tapiz de colores en domingo", por Luis A. Garcia Bravo

Luis A. García Bravo.
Buscar cualquier excusa para visitar lugares y rincones bonitos y de gran belleza es la mejor idea que se puede tener un domingo, tras una larga semana de rutina diaria, de temporal de vientos y de mucho, mucho agua, lo que conocemos como verdaderos días de invierno. Máxime si ese domingo amanece un día espléndido, al menos mejor que los últimos días pasados durante la semana. Así que, sin pensarlo, decidimos Ana y yo salir a desayunar fuera de casa. Animamos a una pareja de amigos y los cuatros emprendimos rumbo a Castellar de la Frontera (Cádiz) con el objetivo de dar cuenta de un buen desayuno en una de las ventas del camino y de oxigenarnos y disfrutar del paisaje.

Al llegar a la estación de La Almoraima paramos en una venta y, sentados en un comedor agradable de La Cantina, dimos cuenta de un buen desayuno: pan moreno con aceite y ajo para los que como yo ya no se pueden pasar y ven con sana envidia a los compañeros cómo untan en sus respectivas rebanadas de pan manteca con lomo. Y todo regado de un buen café.

Tras el desayuno echamos un buen rato de charla. Como no podía ser de otra forma, entre los temas tratados no faltó hablar de la situación económica por la que estamos atravesando en la actualidad y las consabidas críticas y análisis de la clase política. Es lo que más te entristece, pensar cómo estamos perdiendo nuestros derechos y a donde están llevando la sanidad, la enseñanza, y los derechos de trabajadores, la ley del aborto, etc. Todo esto hace que te sientas tristes pues casi todo el mundo tiene un drama en su casa: hijos en el paro, mayores que atender… En fin, desgraciadamente estas conversaciones hoy día son inevitables, lo malo es que solo se quedan en eso, en conversaciones, porque actuamos poco. 
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Tras nuestro rato de melancolía y tristeza, salimos de la venta y tomamos el camino hacia Jimena de la Frontera. La mañana era preciosa, un cielo con nubes grises y unos rayos de sol abriéndose paso como machetes afilados atraviesan las nubes. Un cielo precioso donde el color gris se mezcla con los rayos de Sol color naranja y pinceladas del azul de cielo que también quiere estar presente. En tan bello lienzo, hacen un cielo contrastado de color que, al reflejar su luz suave contra el manto verde del campo, hacen que el paisaje parezca un lienzo pintado al óleo.

Las extensiones de mantos de hierba fresca y verde que hay a ambos lado de la carretera que nos lleva hacia Jimena hacen que parezca un paisaje del Norte, de Asturias o Cantabria. También es un día privilegiado para el ganado. Las vacas retintas, junto con sus nuevos becerros, pastan alegres en ese gran prado de hierba verde y forman parte del lienzo. Es todo un espectáculo digno de ver, es en definitiva un cuadro de nuestra Andalucía.

Miramos hacia la izquierda y divisamos a lo lejos otra belleza de nuestra comarca: el castillo fortaleza de Castellar de la Frontera. Su silueta en todo lo más alto y superpuesta en un cielo como el de hoy hace que aún parezca una fortaleza más inexpugnable. La rodean rincones de tanta belleza, rincones abrazados por los bosques de La Almoraima, esa que quieren convertir en campos de golf y hoteles para arrancarla del patrimonio de los seres humanos, ese patrimonio de todos los españoles, por el que moros y cristianos lucharon durante tantos siglos. Hoy nos quieren engañar con el intercambio de puestos de trabajo, trabajo cuando si se gestionara bien tan bello lugar daría trabajo sin tener que poner campos de golf para ricos y grandes hoteles para señoritos ricachones.
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 ¿Alguien me puede decir en cuántos millones de euros está valorada la vida de un ser humano? Pues imaginaros cuántos seres humanos, cuantos moros y cristianos lucharon y murieron por estas tierras para que fueran lo que son, todo un patrimonio para el ser humano, porque fueron seres humanos los que lucharon por ellas.

La Almoraima es de esas parte del mundo que aún quedan de belleza natural por donde los ríos que la cruzan fueron testigo de mil y una batallas, las aguas de sus ríos son como las arterias de esa gran bosque y sus aguas llevan sangre de quienes lucharon y murieron por defenderlas y conquistarlas.

Ojalá se den cuenta quienes deciden que La Almoraima. bien gestionada puede dar quizás más puestos de trabajo que los que quieren hacer ver con campos de golf, y hoteles para ricos y señoritos, y entiendan que esos bosques son un patrimonio de los humanos. Ojalá se estrujen sus cerebros de mosquitos esos que avasallan con privatizar y robar al pueblo lo que es suyo y encuentren una solución, ya no se nos puede hacer más daño en esta comarca. Hacen falta gobernantes ilusionados, responsables con el medio ambiente, con ideales progresistas y que quieran de verdad a su entorno y a su comarca,

Vender tan solo un metro de La Almoraima es una irresponsabilidad y el tratar de engañar a quienes lo están pasando tan mal sin trabajo diciendo que se creerán muchos puestos de trabajo raya en la delincuencia del engaño y la manipulación.
Si puede dar trabajo La Almoraima como lo dio en otros tiempos a muchas familias lo que hay es que apostar y gestionar bien sin tener que destrozar la naturaleza ni dar privilegios al rico y al señorito. Si en Andalucía no hay quienes sean capaces de hacer rentable La Almoraima entonces apaga y sierra.
Pero seguiré con el relato de nuestra mañana de domingo. Cuando llegamos a Jimena de la Frontera subimos hasta la parte alta de la ciudad para visitar las obras de rehabilitación que se están llevando a cabo en el castillo fortaleza, que es el edificio más representativito de este bello pueblo. Fue al igual que el de Castellar de la Frontera, edificio defensivos clave y de mucha importancia en la frontera suroccidental del reino nazarí.
Las obras que allí se están llevando a cabo son de una gran importancia. Sin lugar a dudas, cuando estén terminadas tendremos en la comarca otro lugar donde la historia se podrá ver tal cual sucedió. Desde esta altura Jimena y su término municipal quedan visibles en esta mañana tan preciosa y no puedo por menos que hacer unas fotografías para regalárselas a ustedes y, al menos, compartir esta hermosa mañana de domingo con los lectores de este blog.

Terminada nuestra visita volvimos a la gran ciudad, eso sí oxigenados nuestros pulmones y algo más lleno de energías para descansar y emprender de nuevo mañana una nueva semana, rodeados de coches, ruidos, sirenas y mucha, mucha polución. Pero con la ilusión de que el próximo fin de semana amanezca un día como el de hoy y podamos de nuevo visitar otro lugar de nuestra comarca.

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