Leído en Europa Sur. Por su interés reproducimos esta noticia.
Téllez despierta con 'Yanitos' la voz ciudadana de 300 años de historia
El algecireño publica un libro que descubre tres siglos del contencioso con Gibraltar
Destaca la identidad propia de ambos lados de la Verja
M. E. Selva
Se quedó vacía de silencios la biblioteca José Riquelme de La Línea en la tarde del martes. Juan José Téllez, periodista y escritor demostró que le rodean muchos y buenos amigos. El algecireño, que fue director de Europa Sur, presentó su último libro Yanitos. Viaje al corazón de Gibraltar (1713-2013) ante un gran número de personas, desde políticos a artistas y ciudadanos de a pie, éstos últimos los que más gusta de escuchar.
Téllez fue el último en tomar la palabra en una mesa en el que le acompañaban la directora del Centro de Estudios Andaluces, Mercedes de Pablos, que edita la obra; el director del periódico The Gibraltar Chronicle, Dominique Searle; el artista sanroqueño, Juan Gómez Macías; y la alcaldesa de La Línea, Gemma Araujo.
El protagonista se inició agradeciendo el acompañamiento "casi masivo" al acto, aderezado por esa recuperación del "viejo espíritu" del Campo de Gibraltar, al advertir en la sala vecinos "de aquí y de allí". Hizo una declaración de amor sin más intención que el propio amor. "Si tuviera que elegir algún paisaje en el que convivir con la gente que quiero ese sería el paisaje del Estrecho, esa es mi patria profunda, donde todos aquellos que la habitan aprendimos hace mucho la lección de la globalización, no la mercantil, sino la del pensamiento, progreso, sueños, ese Estrecho que va desde el Campo de Gibraltar, con Gibraltar, a Tánger, Tetuán, Cádiz y a los dos mares que se abren".
El libro invita a conocer el Gibraltar de Joyce, qué fue de John Galliano, el desconocimiento mutuo, las dos caras del Peñón, la costa del tesoro, un aeropuerto en tierra de nadie, la visita de la reina, madres corajes, el acuerdo de Lisboa, la galleguización del Estrecho, la cosoberanía de Sotogrande, rellenos sobre la bahía, la broma de Margallo, el gol de la UEFA o Peter Caruana y el arreglito. Yanitos traslada al papel las vivencias de los campogibraltareños desde Utrecht hasta el presente deteniéndose en episodios como las distintas formas de contrabando y bandolerismo en los siglos XVIII y XIX, la acogida de los refugiados de los dos bandos en la Guerra Civil, la evacuación masiva de la población durante la II Guerra Mundial o los complicados años del cierre de la Verja entre 1969 y 1982.
Reflexionó en voz alta sobre algunas evidencias, como el rostro del Estado en la comarca durante buena parte de estos 300 años, "simplemente existía el más represivo"...digamos el del ejército o las políticas de resguardo. "La comarca nunca tuvo una burguesía propia que reclamara un autonomía política o una presencia administrativa importante", sí que había muchos marqueses sin embargo. "Si el Estado no acudía a proteger a la gente, la gente tenía que protegerse a sí misma, de ahí esa mala fama de la comarca, que no la entiendo como mala sino como justo lo contrario, la única posible de aquellos que luchan por el día a día".
Expresó Téllez que hace mucho que aprendió a mitificar a Gibraltar "porque formaba parte de un paisaje infantil prohibido", un misterio, un lugar cerrado al que no podían acceder..."no sé quiénes estaban encerrados, si los gibraltareños por España o los campogibraltareños por la dictadura". Recordó el Peñón como ese lugar de donde venían canciones raras o "empezamos a saber que España vivía en una dictadura porque lo decían con todas las de la ley" -a través de la radio-. "Ese era el Gibraltar de mi infancia, que recordaba a mi abuela, esa analfabeta que me enseñó a leer".
Lanzó preguntas al aire como si no sería conveniente, sin ánimo de ser antipatriótico -matizó- cambiar de estrategia después de tres siglos de contencioso con Gibraltar intentando la reconquista, haciendo alusión a asedios militares, acuerdos bajo cuerda o zancadillas diplomáticas. "¿Quién escribió la historia?, ¿quién la hizo?", preguntó apuntando si acaso fueron los ministros de Exteriores que sacan comunicados o archivan el tema; los pescadores que intentan faenar; los 7.000 u 8.000 españoles que trabajan en el Peñón; o los jubilados que intentan cobrar la paga. "¿Quién debería contar la historia? Estamos dejando que nos escriban demasiadas cosas por nosotros, y que incluso la escriban del revés. ¿Hasta cuándo vamos a permitirlo?".
Téllez fue muy incisivo en sus palabras, bandera que le avala y le caracteriza, apuntó que hoy en día se juega con los sentimientos de mucha gente alrededor de una frontera que calificó de caduca y retrógrada, "¿tienen nuestros representantes públicos derecho a jugar con la vida cotidiana de la gente aquí y la muerte cotidiana de la gente allá?", en referencia a la frontera a su vez que supone el Estrecho y sus aguas.
Se posicionó el periodista y escritor en la actualidad y describió a La Línea como una ciudad que "ahora de nuevo vuelve a sufrir el aislamiento y el bloqueo y falta de sensibilidad de los que deberían buscar soluciones y a la inversa son problemas. La Línea como Gibraltar ha logrado construir una identidad propia junto a una frontera, lo cual no es fácil. En Gibraltar se ha construido sobre la idea del mestizaje. La Línea ha construido su identidad en la resistencia, en la búsqueda de la dignidad de la supervivencia". Reconoció, entre sus frases, que tardará mucho en volver a escribir del Peñón, si bien "no es un libro definitivo".
La alcaldesa, en la presentación a Téllez, destacó que la obra sirve para entender mejor "lo que Andalucía tiene aquí". La directora del Centro de Estudios Andaluces puso en relieve el rigor y valor histórico que avalan a Yanitos, "volvemos a un conflicto que solo se puede solucionar oyéndolos a ustedes". El director del diario gibraltareño ensalzó su amistad con el autor, Juanjolo nombró, ambos buscaron relaciones más allá de lo que cuentan los políticos y no pudo dejar pasar la difícil situación que viven los gibraltareños en estos momentos para cruzar la frontera. Finalmente su amigo, el artista Gómez Macías, que se definió como un yanito de San Roque y destacó la diferencia con la que se concebían el mundo entre los jóvenes de la comarca.
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