Por José Antonio Hernández Guerrero.
Esta palabra, tan de moda en nuestra sociedad, sirve de ejemplo ilustrativo para mostrar cómo los vocablos traspasan las fronteras geográficas, administrativas y políticas, y para explicar cómo, sobre todo, los términos más usados, cambian continuamente de significado. Es cierto que, hasta hace medio siglo, la manera de hablar de los habitantes de una ciudad era sensiblemente diferente a la de los que residía en otra población situada a escasa distancia. Muchos recordarán que, en nuestra provincia de Cádiz, por ejemplo, era fácil identificar si estábamos hablando con un conileño o con un vejeriego, con un linense o con un algecireño, con un jimenato o con un sanrroqueño.
Pero en la actualidad, cada vez resulta más difícil delimitar con precisión una peculiar pronunciación o el empleo de una palabra característica de una determinada zona geográfica. Las fronteras dialectales y las isoglosas se han difuminado definitivamente. La Dialectología tropieza hoy con serias dificultades para plasmar sus conclusiones en mapas y en planos. Antes, por el contrario, las barreras dialectales estaban nítidamente marcadas. Repasen, por ejemplo, el Atla Lingüístico y Etnográfico de Andalucía, elaborado por un equipo de estudiosos dirigidos por el profesor Manuel Alvar.
"Cutre" era un término usado en Aragón para designar al "buey o a la vaca viejos que se destinaban a la carnicería", pero, deriva de "cuitre", que sinificaba "reja de arado". En la actualidad, por el contrario, debido a la influencia niveladora de los medios de comunicación, han caído las barreras y se han borrado las fronteras. Por esta razón, la palabra "cutre" no es, como dicen los manuales, "un término usado en Navarra y Aragón para designar el arado", ni siquiera, como afirman los diccionarios, "una imagen metafórica que se emplea en todo el territorio español para calificar los comportamientos tacaños, ruines, miserable o mezquinos", sino un adjetivo que significa "tosco", "basto", "ordinario": es una expresión muy próxima a aquella conocida comparación: "eres más bruto que un arado".
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*** Enviado por José Antonio Hernández Guerrero, catedrático
de Teoría de la Literatura y Literatura Comparada y Director del Club
de Letras de la Universidad de Cádiz, escritor y articulista
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Foto de www.terra.es
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