Las cigueñas, que ya no emigran en invierno, han encontrado un alidado "urbanístico" excelente en el picudo rojo.
El famoso escarabajo está acabando poco a poco con las palmeras de nuestra zona desde hace unos años. Pero después de realizar el trabajo, deja sin saberlo, diseminadas en el paisaje unas atractivas y elevadas atalayas naturales, listas para ser ocupadas por acogedores nidos de cigúeñas.
A la nueva pareja de la foto que se encuentra en trámites de formar familia, le ha venido que ni pintada una palmera muerta junto a la casa de Cigales en el paseo de la Constitución de San Pablo de Buceite, para formar su nido de amor.
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