Leído en el diario Europa Sur. Por su interés reproducimos este ártículo.
DESCONOZCO si usted lector, amable o no, acordará conmigo sobre la importancia de la figura del senador Carracao, que tras un largo periplo en la vida política, siempre ligada de alguna manera u otra al Campo de Gibraltar, ha decidido colgar los bártulos, decir basta y retirarse a sus cuarteles para disfrutar de una vida más sosegada, dedicándole a los suyos probablemente el tiempo que le restó sus quehaceres públicos.
La primera vez que le vi fue a principios de los 80 en su despacho de la Alcaldía de Jimena. José Carracao, como tantos otros jóvenes militantes socialistas de aquella época, provenía de la docencia y de un salto daba sus primeros pinitos en la política. Recuerdo a Jacinto, su fiel secretario particular, todo un personaje afable y próximo que estaba para todo.
Nuestro personaje empezó a mostrar sus habilidades como dirigente de su pueblo. Tanto es así que muy pocos se opusieron a que fuera el sustituto de Rafael Palomino al frente de una mancomunidad que era bien distinta a la de ahora. Falto de recursos de todo tipo y con un terreno por delante por explorar que siempre se encontraba con la oposición del poder gaditano. Sin embargo, nunca la institución comarcal tuvo mayor peso político que entonces. Él y Juan Antonio Palacios, entonces vicepresidente, encontraron la manera de poner en bandeja sus indudables cualidades como políticos para que lo que no era fuera. Tanto es así que no había asunto de relevancia en la comarca sobre el que no se cuestionara a ambos representantes comarcales. Con todo Carracao creó y puso las bases que permitió a sus sucesores, todos ellos de más bajo perfil, terminar la tarea ya iniciada.
Llegó al Senado en 1993 y hasta ahora. Ha ejercido desde el gobierno y desde la oposición y durante todo este tiempo ha sido una de las voces más autorizadas sobre el tema de Gibraltar. Tanto desde la presidencia de la Mancomunidad como desde el Senado, el político socialista ha estado presente, desde más cerca o desde más lejos, en todos los acontecimientos y encuentros políticos relacionados con el Peñón.
En el plano estrictamente político ha sido un militante fiel a sus creencias, adepto al clan de Alcalá y hombre en el que se podía confiar. Los que le conocemos sabemos de su afabilidad, desprendimiento y habilidad para levantar y sostener sus creencias, todas ellas cimentadas en su larga experiencia y en la oportunidad que ha tenido de ser todo un referente de la política comarcal de los últimos treinta años.
La retirada de Carracao corresponde a la simple lógica de los tiempos, el suyo como cargo político simplemente ha pasado y es hora ya de ocupar las horas en otros menesteres. Sin embargo, yo que presumo de ser su amigo, deseo que siga teniendo su voz en los asuntos que nos compete e importa a todos los vecinos de la zona, que la haga oír y que aporte su sabiduría y sensatez para la resolución de los múltiples problemas que nos preocupan.
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