Leáido en el Diario de Jerez. Por su interés reproducimos esta noticia.
La Cooperativa del Campo de Guadiaro de San Pablo de Buceite comenzó hace treinta años con los cereales y ahorá está dedicada a los cítricos
La Cooperativa del Campo de Guadiaro si por algo se caracteriza es porque tiene muchos planes en mente pero, siempre con los pies en la tierra. Tal vez ha sido la experiencia y sus 30 años de andadura los que la han hecho madurar y enfrentarse a los retos con ganas pero con conocimiento de causa.
La Cooperativa del Campo de Guadiaro de San Pablo de Buceite comenzó hace treinta años con los cereales y ahorá está dedicada a los cítricos
La Cooperativa del Campo de Guadiaro si por algo se caracteriza es porque tiene muchos planes en mente pero, siempre con los pies en la tierra. Tal vez ha sido la experiencia y sus 30 años de andadura los que la han hecho madurar y enfrentarse a los retos con ganas pero con conocimiento de causa.
Su presidente, Carlos Casas Lorente, comenta de soslayo uno de los proyectos que tienen en mente los cooperativistas, "pretendemos tener una fábrica de exprimir zumos propia" pero insiste en que aún "no sabemos cómo va a salir el tema".
El objetivo fundamental de este proyecto es, "dejar de depender de las dos grandes marcas que exprimen zumos", añade. Otro de los planes que apunta es conseguir ayudas para modernizar las instalaciones de la cooperativa y terminar una página web desde la que se podrá saber la trazabilidad de los productos, es decir, los pasos que dan desde su origen hasta llegar al consumidor, metiendo un código.
En suma, esta cooperativa de Jimena tiene la mente joven, reflejo del carácter de sus asociados que son a título personal, se dedican por completo a la agricultura de forma profesionalizada y son "relativamente jóvenes", según Carlos Casas, quién desvela que la media de edad ronda los 45 años .
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Otro detalle a apuntar de la cooperativa es que se ha ido adaptando a las demandas de sus cooperativistas. En principio, en 1979, se fundó porque había mucho cereal sembrado en la zona y "había que venderlo" pero dos años después "los cítricos pegaron fuerte y compramos máquinas entre todos y fuimos pasando a los socios, de los cereales a los cítricos", comenta Casas.
En poco tiempo las hectáreas de cereales diminuyeron frente a las de cítricos y la cooperativa comenzó a comercializar naranjas para la industria, constituyéndose como Organización de Productores de Cítricos (OPC). Sin olvidar que además, vende fitosanitarios, abonos y piensos. Siempre con el mismo objetivo, desde su origen hasta ahora, "conseguir el mejor precio, vender en conjunto y aunar la oferta", dice el presidente.
Y la asociación les ha hecho fuertes, sobre todo, en un momento duro que recuerda el presidente: "Al año de nacer la cooperativa cayó una intensa lluvia que provocó la crecida del río y se inundó el almacén en el que se encontraba el maíz", los socios siguieron adelante a pesar del contratiempo porque "estaban muy implicados con nosotros", resalta.Punto de encuentroAdemás de ofrecer todos esos servicios, la organización es un punto de encuentro, de reunión al que acuden los socios para pedir asesoramiento, saber qué están haciendo los demás agricultores con sus productos y, como califica el propio Carlos Casas, "es casi una ONG en la que sólo nos falta dar consejos matrimoniales", comenta entre risas. Punto de reunión que sirve de apoyo moral para los agricultores, sobre todo en tiempos de crisis como los actuales.
Carlos incide en el hecho de que el sector está viviendo una situación difícil, "la naranja sin ayuda a la transformación lo tiene complicado y tenemos muchos vecinos que se están quedando en el paro porque se dedicaban a la construcción y vienen a la cooperativa buscando trabajo. Lo peor es que no tenemos tanto volumen de empleo para atenderlos a todos. Lo único que aveces podemos darles es ánimos".
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