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Leído en el diario Europa Sur. Por su interés reproducimos esta artículo.
LA Patrona de Jimena de la Frontera es, como sabe una buena parte del paisanaje de por aquí, Nª Sª Reina de los Ángeles. Su imagen, salvo la cara, oculta por una caprichosa vestidura, es de piedra policromada. Un manto azul intenso envuelve la escotada túnica rosa que cae sobre la base oscura desde la que se yergue la figura de la Virgen.
En su brazo izquierdo se sienta su hijo que parece querer impedir con su pequeña mano que el líquido contenido en una tinajilla se vierta. Hubo un tiempo en que la contemplación de la Virgen tal como quiso su autor o sus promotores que se viera fue posible, hoy la descripción que acabo de hacer resultará sorprendente. Acercándose a la imagen se observa en la tela los volúmenes de la talla. El niño, la tinaja y los brazos están tapados y, a corta distancia, sus formas aparecen destacadas sobre el tejido que los envuelve.
Los rasgos son de un gótico primitivo en el que todavía se adivina el legado del románico. Ello la sitúa en el siglo XIII, acaso en el XIV, no lejos de las jornadas en las que Fernando IV toma Gibraltar. Si el lector no pierde de vista estos datos, podrá considerar a la bella imagen de la patrona de Jimena integrada en la escena de los tiempos en que nuestro admirado prelado Monseñor Caruana ha logrado situar la Historia de los acontecimientos que se están celebrando con gran brillantez y, sobre todo, con extraordinaria proyección internacional en Gibraltar.
Una edición postal lanzada en el Reino Unido y en el Vaticano, recoge la imagen sedente de la Virgen gibraltareña, muy lejana desde todas las ópticas, de la Jimenata, sobre un fondo que en un caso es el Peñón y en el otro la Plaza de San Pedro. En ambas composiciones destaca el 700 de Monseñor y una lectura en italiano e inglés que dice: "700 años de devoción a Nuestra Señora de Europa" y el subtítulo "edición conjunta Gibraltar-Ciudad del Vaticano" con orden distinto según el idioma.
En la versión gibraltareña un perfil de S. M. La Reina Isabel, precede a la gran G con que empieza el nombre de la ciudad. Un conjunto de iniciativas lúdico-religiosas que son un colosal servicio a la nueva imagen de la colonia que desdibuja su verdadera realidad, grabándola en el corazón de Europa y en el de la Cristiandad, lugares en los que juegan su papel trascendente, hábilmente diseñado, los símbolos y los nombres utilizados.
Allá por el mes de septiembre tuve una larga y grata conversación con Monseñor Caruana y me sugirió que la Virgen de Jimena podría ser la primitiva Virgen de Europa. Ignoro lo que pretendía porque era una sugerencia disparatada. La primitiva Virgen de Europa es una talla del siglo XV, en madera: la que estuvo en Algeciras, restaurada, y se devolvió a Gibraltar en 1864.
LA Patrona de Jimena de la Frontera es, como sabe una buena parte del paisanaje de por aquí, Nª Sª Reina de los Ángeles. Su imagen, salvo la cara, oculta por una caprichosa vestidura, es de piedra policromada. Un manto azul intenso envuelve la escotada túnica rosa que cae sobre la base oscura desde la que se yergue la figura de la Virgen.
En su brazo izquierdo se sienta su hijo que parece querer impedir con su pequeña mano que el líquido contenido en una tinajilla se vierta. Hubo un tiempo en que la contemplación de la Virgen tal como quiso su autor o sus promotores que se viera fue posible, hoy la descripción que acabo de hacer resultará sorprendente. Acercándose a la imagen se observa en la tela los volúmenes de la talla. El niño, la tinaja y los brazos están tapados y, a corta distancia, sus formas aparecen destacadas sobre el tejido que los envuelve.
Los rasgos son de un gótico primitivo en el que todavía se adivina el legado del románico. Ello la sitúa en el siglo XIII, acaso en el XIV, no lejos de las jornadas en las que Fernando IV toma Gibraltar. Si el lector no pierde de vista estos datos, podrá considerar a la bella imagen de la patrona de Jimena integrada en la escena de los tiempos en que nuestro admirado prelado Monseñor Caruana ha logrado situar la Historia de los acontecimientos que se están celebrando con gran brillantez y, sobre todo, con extraordinaria proyección internacional en Gibraltar.
Una edición postal lanzada en el Reino Unido y en el Vaticano, recoge la imagen sedente de la Virgen gibraltareña, muy lejana desde todas las ópticas, de la Jimenata, sobre un fondo que en un caso es el Peñón y en el otro la Plaza de San Pedro. En ambas composiciones destaca el 700 de Monseñor y una lectura en italiano e inglés que dice: "700 años de devoción a Nuestra Señora de Europa" y el subtítulo "edición conjunta Gibraltar-Ciudad del Vaticano" con orden distinto según el idioma.
En la versión gibraltareña un perfil de S. M. La Reina Isabel, precede a la gran G con que empieza el nombre de la ciudad. Un conjunto de iniciativas lúdico-religiosas que son un colosal servicio a la nueva imagen de la colonia que desdibuja su verdadera realidad, grabándola en el corazón de Europa y en el de la Cristiandad, lugares en los que juegan su papel trascendente, hábilmente diseñado, los símbolos y los nombres utilizados.
Allá por el mes de septiembre tuve una larga y grata conversación con Monseñor Caruana y me sugirió que la Virgen de Jimena podría ser la primitiva Virgen de Europa. Ignoro lo que pretendía porque era una sugerencia disparatada. La primitiva Virgen de Europa es una talla del siglo XV, en madera: la que estuvo en Algeciras, restaurada, y se devolvió a Gibraltar en 1864.
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