Esta mañana he podido comprobar lo que ocurre cuando se unen la descoordinación con la mala planificación, si no se le añade un poco de civismo a la receta.
Llegamos sobre las 11:10 al Centro de Salud, y lo primero que llama la atención es ver tantos coches aparcados en una acera tan amarilla, fruto sin duda de la mala planificación. De cambiar una zona de prohibir a permitir sin acordarse de cambiar el colorido, con lo que alguno podría dudar entre aparcar porque todo el mundo lo hace, o no ocupar el sitio que hay libre por si las multas… sin contar con que al llegar a la esquina no sabes ya si se permite o no porque todo es del mismo color, y si lo dejas el que luego tenga que maniobrar igual se acuerda de la mitad de la plantilla del Barça, por ejemplo.
Pero el problema viene cuando llegas donde se supone que había un reservado para discapacitados, y te encuentras con que no hay signos de tal aparcamiento. No falta el amable sanitario que indica que sí, que existe, pero que no hay disco, que hay que fijarse entre las ruedas de los que están aparcados para comprobar que estaba allí, marcado en el suelo… algo es algo.
Aprovechando que no está la ambulancia, nos indican que podemos dejar allí el coche, así que con un par de maniobras, de momento solucionado el problema.
Sin embargo, la solución sólo dura unos minutos, porque al poco llega otro vehículo, que para bajar al acompañante necesita cortar el tráfico. Entre bajar silla y demás, unos minutos, pero suficiente para que otros conductores emulen a los aficionados del Madrid tras los últimos partidos… algo que no debe hacerse en las inmediaciones de un centro sanitario, por cierto.
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Por suerte, el conductor pudo maniobrar y encajar su vehículo entre los que ya estaban en la puerta de urgencias, con lo que el atasco quedó momentáneamente solucionado.
Unos diez minutos más tarde, llega otro vehículo con su correspondiente tarjeta para aparcar en el reservado de discapacitados, pero se encuentra con otro coche sin autorización visible colocado en su lugar. Eso sí, la doble intermitencia que no falte, que en alguna parte del nuevo código de circulación debe significar: “espera un momento que estoy aquí al lado aunque no te oiga y tarde media hora”, o algo así.
Se produce otro corte del tráfico mientras los pasajeros pueden subir/bajar y vuelta a empezar, y para cuando hemos terminado, ya tengo el coche incluso bloqueado con una moto en doble fila… todo un ejemplo de civismo y respeto por las indicaciones en una hora.
Por eso, en primer lugar apelaría a los vecinos, a su sentido del civismo, con el fin de evitar situaciones como éstas, que por lo visto son de lo más cotidiano según indicaba el personal médico. En segundo a la autoridad competente, para que se decida si se puede o no estacionar, pero que lo señalice correctamente, comenzando por indicar con señalización vertical los vados de discapacitados (que estamos sin un euro, pero son baratas) y terminando por anular los bordes amarillos de las aceras si se permite el estacionamiento.
Por otro lado, visto lo visto y el lugar del que hablamos, aconsejaría –como lo haré a quien compete- que no reserve una plaza, que eso está muy bien para un bloque de viviendas, o –si de verdad le interesa cumplir la normativa- para colocar una cada cincuenta plazas como marca el RD 72/92, pero en la entrada de un centro de salud serían necesarias varias más.
Y para terminar, recomendar al Concejal Delegado de Policía Local, que no aparque ocupando los reservados (ver fotografía adjunta) obligando a sus usuari@s a estacionar cincuenta metros más arriba, porque aunque todos sabemos que las sanciones municipales son para los simples mortales, y los ediles del equipo de gobierno son inmunes a ellas, deberían ser los primeros en dar ejemplo.
Uno de Tesorillo
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