Leído en el diario Europa Sur. Por su interés reproducimos esta noticia.
JOSÉ LUIS TOBALINA
El joven pianista Sergio Monroy resultó toda una sorpresa paa aquellos que no le conocían en el concierto que ofreció en la noche de ayer, junto a su quinteto, en el siempre coqueto y selectivo Llano de la Victoria. Fue el suyo un recital de piano de una extrema sensibilidad, lleno de ternura en muchas ocasiones y de mucha fuerza en otras.
Por el aire se fueron dibujando cada una de sus notas en una actuación de apenas una hora que hizo las delicias de cuantos se acercaron a verle. Nue fueron muchos, la verad, pero los que estuvieron seguro que no olvidarán el gran trabajo ealizado por este virtuoso del piano.
Es un hombre Sergio que se entrega y que entrega su arte a todos. Acompañado de un excelente quinteto (batería, guitarras y palmas), desgranó duante una hora todo el arte que lleva atesorado y que es mucho.
Sutil en la interpretación, su juventud no le impide ser todo un virtuoso de este instrumento. Es uno de los pocos que usa el piano para hacer un arte musical dificilísimo como es el Flamenco, pero ha tenido buenas fuentes en las que beber y las ha aprovechado al máximo para sacarles todo el partido posible.
Sergio compone e interpreta para los sentidos. Qizá no sea el suyo un úblico mayoritario, pero los entendidos lo tienen catalogado como una realidad en el mundo del flamenco. Sergio saca de su piano todas sus ideas melódicas y las dibuja con sutileza sobre el escenario. Los sonidos que ibansaliendo de las teclas de su piano se erdían por las estrechas callejas jimenatas y resonaban en sus blancas paredes. Al gual que lo hacían en los espíritus de los espectadores, que salieron del recital con sabor a poco, pero con una sonrisa de satisfacción en los labios. Al fin y al cabo habían escuchado algo importane.
Fue, sin duda, uno de esos conciertos mágicos que sólo se pueden escuhar en el Llano.
JOSÉ LUIS TOBALINA
El joven pianista Sergio Monroy resultó toda una sorpresa paa aquellos que no le conocían en el concierto que ofreció en la noche de ayer, junto a su quinteto, en el siempre coqueto y selectivo Llano de la Victoria. Fue el suyo un recital de piano de una extrema sensibilidad, lleno de ternura en muchas ocasiones y de mucha fuerza en otras.
Por el aire se fueron dibujando cada una de sus notas en una actuación de apenas una hora que hizo las delicias de cuantos se acercaron a verle. Nue fueron muchos, la verad, pero los que estuvieron seguro que no olvidarán el gran trabajo ealizado por este virtuoso del piano.
Es un hombre Sergio que se entrega y que entrega su arte a todos. Acompañado de un excelente quinteto (batería, guitarras y palmas), desgranó duante una hora todo el arte que lleva atesorado y que es mucho.
Sutil en la interpretación, su juventud no le impide ser todo un virtuoso de este instrumento. Es uno de los pocos que usa el piano para hacer un arte musical dificilísimo como es el Flamenco, pero ha tenido buenas fuentes en las que beber y las ha aprovechado al máximo para sacarles todo el partido posible.
Sergio compone e interpreta para los sentidos. Qizá no sea el suyo un úblico mayoritario, pero los entendidos lo tienen catalogado como una realidad en el mundo del flamenco. Sergio saca de su piano todas sus ideas melódicas y las dibuja con sutileza sobre el escenario. Los sonidos que ibansaliendo de las teclas de su piano se erdían por las estrechas callejas jimenatas y resonaban en sus blancas paredes. Al gual que lo hacían en los espíritus de los espectadores, que salieron del recital con sabor a poco, pero con una sonrisa de satisfacción en los labios. Al fin y al cabo habían escuchado algo importane.
Fue, sin duda, uno de esos conciertos mágicos que sólo se pueden escuhar en el Llano.
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