La Parroquia de San Pablo de Buceite y la Asociación Parroquial, han recuperado este año el tradicional Vía-Crucis del Stmo. Cristo del Amor y su posterior Santo Entierro, envolviendo a Cristo en un manto de flores.
Hoy, Sábado Santo, es un día de silencio y de soledad. El día adecuado para escuchar, en la profundidad de nuestras conciencias, la voz amable de Jesús que nos llama para que salgamos al encuentro de quienes, callados y solos, necesitan de nuestra compañía, de nuestra palabra, de nuestra comprensión y de nuestra ayuda. Todos, tú y yo, podemos hacer algo para aliviar la vida de los que, a nuestro lado, sufren en silencio y soledad.
De la calle Alcazabilla frente al teatro romano, sale un féretro descubierto, imponente catafalco a Cristo, van a enterrarlo. Silencio y recogimiento y en los corazones, llanto. Jesús, al que hace unos días, todos con palmas y olivos en la calle aclamábamos ha muerto, Jesús, ha muerto, ha muerto crucificado. A hombro los portadores, al pueblo lo van mostrando. Cristo, está muerto, sin vida. ¡Hay que enterrarlo! El que curó a los enfermos, el que resucitó a Lázaro, es, este Cristo yacente, es Dios, que se ha hecho humano. Han taladrado sus pies, sus manos han perforado, traspasado el corazón, le han abierto su costado. Él cargó con nuestras culpas redimidos, hemos quedado. Detrás le sigue María Virgen de la Soledad, la soledad de una madre en Málaga, el Viernes Santo.
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Hoy, Sábado Santo, es un día de silencio y de soledad. El día adecuado para escuchar, en la profundidad de nuestras conciencias, la voz amable de Jesús que nos llama para que salgamos al encuentro de quienes, callados y solos, necesitan de nuestra compañía, de nuestra palabra, de nuestra comprensión y de nuestra ayuda. Todos, tú y yo, podemos hacer algo para aliviar la vida de los que, a nuestro lado, sufren en silencio y soledad.
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Viernes Santo en Málaga´
EL SEPULCRO
De la calle Alcazabilla
frente al teatro romano,
sale un féretro descubierto,
imponente catafalco
a Cristo, van a enterrarlo.
Silencio y recogimiento
y en los corazones, llanto.
Jesús, al que hace unos días,
todos con palmas y olivos
en la calle aclamábamos
ha muerto, Jesús, ha muerto,
ha muerto crucificado.
A hombro los portadores,
al pueblo lo van mostrando.
Cristo, está muerto, sin vida.
¡Hay que enterrarlo!
El que curó a los enfermos,
el que resucitó a Lázaro,
es, este Cristo yacente,
es Dios, que se ha hecho humano.
Han taladrado sus pies,
sus manos han perforado,
traspasado el corazón,
le han abierto su costado.
Él cargó con nuestras culpas
redimidos, hemos quedado.
Detrás le sigue María
Virgen de la Soledad,
la soledad de una madre
en Málaga, el Viernes Santo.
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