Dedicado a mi madre y a la tuya
Fíjate –querida amiga, querido amigo- cómo las madres viven las cosas sencillas y cómo disfrutan con los sucesos ordinarios: cómo se ponen contentas con el resplandor de la ropa “escamondá”, con el olor de un buen puchero, con el sabor del pan, y cómo paladean, digieren y asimilan la vida de cada día.
Las madres -la tuya y la mía- conciben y viven sus vidas como unos irrenunciables compromisos a vivir sus propias vidas llenando de vida otras vidas: la tuya y la mía. Fíjate, por favor, en lo que hacen y, sobre todo, en la manera de hacerlo.
Pon atención en la forma modesta y vital con la que desarrollan todas sus actividades, en sus formas tan sencillamente humanas de dotar de sentido a los tiempos y a los espacios -a los tiempos cortos y a los espacios reducidos-. Fíjate en la modestia y en la sabiduría con las que conciben y realizan sus actividades como irrenunciables compromisos a vivir la vida. Cada problema constituye una ocasión para proporcionarnos un bienestar momentáneo y una felicidad compartida.
Fíjate cómo viven cada momento -los suyos y los nuestros- con profundidad y con intensidad. Cómo saborean los placeres pequeños, los disfrutan y hacen que los disfrutemos nosotros. Fíjate en la habilidad que poseen para acompañarnos, para escucharnos, para comprendernos y para querernos: para construir el hogar y para generar una confortable atmósfera de convivencia.
El espíritu de las madres -de la tuya y de la mía- permanece permanentemente sin disolverse, flotando en suspensión en este ambiente, en esta tierra en la que habitamos y en el fondo íntimo de nuestras conciencias. Hoy, inevitablemente, es un día para, al menos, experimentemos sus presencias y para darles las gracias. Gracias, mamá.
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Imagen de detalle de Madre e hijo de Pablo Picasso.
2 comentarios:
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“La madre es una cosa
tan pura, tan santa y buena
que, habría quien la inventara
si en el mundo no existiera”
……………………..de un poema anónimo
Madre, hermosa palabra,
la mejor obra de Dios,
incluso en el reino animal
todo es ternura y amor.
Es difícil comprender
que, al grito de una cría,
que implora ayuda a su madre,
que ésta, de inmediato no acuda
en ayuda y en defensa
de su hijo, o de su hija
y que con uñas y dientes
a su cría, ampare y defienda.
Yo que siento admiración
por todas y cada una de las madres,
tengo verdadera devoción,
por una mujer viejecita,
que acudía a las puertas del juzgado
cada vez que a su hijo lo traían
para, por criminal juzgarlo,
ya que, éste cometió
un delito abominable.
Quitó la vida a sus dos hijitos,
dejando sin hijos a su madre
y sin nietos a los abuelos
luego los incineró en el jardín
para hacer daño a su exmujer,
a la que los había traído al mundo,
para hacer daño a una madre.
La madre de este criminal
cuando lo traían al juzgado,
escoltado y esposado,
con lágrimas en los ojos,
irrumpía y con dolor
daba dos besos a su hijo,
sin decir ni una palabra,
lo hacía día por día
mientras que el juicio duró,
a pesar de que era un monstruo,
ese monstruo, era su hijo
lo que ella, había parido.
“La madre es una cosa
tan pura, tan santa y buena
que, habría quien la inventara
si en el mundo no existiera”
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Felicidades a todas las madres.
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Impresionante punto de vista sobre las madres y en honor de todas ellas, no se puede explicar mejor, y eso, José Antonio, NUESTRO José Antonio el de Cádiz capital y provincia, y José Antonio el de los pueblos, en especial el de San Pablo de Buceite, su santo pueblo; es el mejor explicándonos estas simplezas -tan grandes-, que están ahi, pero por ser tan común no las apreciamos en su justa medida.
Por eso y por tantas otras cosas, queremos seguir teniendo tu homenaje en nuesta plaza o en nuestra calle principal, sin que cuatro desaprensivos y desagradecidos niñatos destrocen, rompan, borren de un tirón, no solo nuestro homenaje a tan gran persona, sino el homenaje a otras de tantas cosas nuestras que son para disfrutarlas y crearnos entidad e identidad; ya que por ser como somos de pequeños ni siquiera tenemos,ni siquiera, no un ayuntamiento, no!, ya no tenemos ni lo poquito que habia de una Junta de Distrito, que, mire usted, para nosotros ya era algo. Nos creíamos ser algo y merecer algo más de lo que tenemos.
Nuestros respeto y admiración D. José Antonio, nuestro José Antonio, antiguo pastor y un amigo de siempre. Ahi tienes, ahi tiene usted, nuestra mano, nuestro abrazo y un beso de esos que se están perdiendo.
Al menos seguimos leyendo con gusto y admiración sus detalles, para no olvidarnos de usted ni que TÚ te olvides de nosotros, amigo, hermano, paisano, maestro...
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