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Yo quiero, desde aquí, reflejar con un poema, lo que en otros tiempos, la mujer (y el hombre en algunos, pocos, pero los hay, los han habido y los habrá) el sometimiento consentido de un amor inmenso y verdadero pero inmerecido por la fuerza y violencia que el otro miembro de la pareja ejerce sobre el amor enfermizo.
Es una violencia de género en todas las formas, por tanto, hoy, un delito, pero no así para ese gran amor intenso pero enfermizo que la parte más débil (casi siempre la mujer) consentía, sin que nadie pudiera sacarla de su error, de su pozo, de su ignorancia y la influencia tan grande de la parte opresora y violenta.
La sociedad de aquellos tiempos pasados, antes de nuestra democracia, analfabeta en casi toda la clase baja, lo veía normal, el hombre en estos casos era casi un dios, también los mandatarios y las autoridades, cerraban los ojos, porque les interesaba y porque también pensaban así, que la mujer era el sexo débil. De ahí estas consecuencias que he querido reflejar en este poema; durante mi niñez, en todos los lugares que viví, esto es lo que veía en la mayoría de las familias, era normal, era la ley del hombre; sin embargo yo, desde niño, pensé que esto no debería de ocurrir, no había derecho que un hombre pegara y martirizara a su esposa, incluso a sus hijas, con tanta saña, cuando lo que debería fluir era el amor hacia su mujer y el cariño hacia sus hijos, lo más importante de las familias. De mayor vi estos casos incluso al revés, de la mujer hacia el hombre, pero eran casos muy especiales y singulares, aunque igualmente indigno.
Espero que así lo entiendan los que nunca han vivido esas experiencias, yo he seguido viviéndolo, debido a mi profesión, hasta no hace mucho tiempo. Es decir, que aún, pese a todo lo modernos y cultos que hemos llegado a ser, sigue existiendo estos hechos, y, lo más indignarte e incomprensible es que, digamos la mujer, que es donde más caso se da, en el hombre es raro, admite así su vida por tal de no perder a su amor.
Como vemos, el método que se ha inventado para erradicar estos problemas, de esta forma actual, la Violencia de Género no se acaba, si no que llega a los últimos extremos.
Esperemos dar con la tecla que la erradique por completo, aunque al menos hemos ganado la libertad para las mujeres, ante la opresión del hombre, pero no la hemos erradicado, parece imposible.
ME IMPORTA IGUAL
Me importa igual, amor mío
que me regañes
o que me chilles;
que me insultes
o que me pegues.
Igual me da, cariño mío.
Incluso es más …,
amor, que abuses de mí,
siempre que a mi lado estés
y que nunca me abandones,
¡ay!, que no vivo sin tí,
ya todo me importa igual
y que digan, que más da.
Golpe de más,
golpe de menos que importan
siempre que vengan de tí,
siempre que a mi lado estés;
tu razón es mucho más
poderosa que el vivir
y más..., si viene de tí
qué importan, y que más da.
¡Las palizas..., que más dan
siempre que vengan de tí!
Y masoquismo no es,
mi amor, es conformidad,
¡y que digan, que más da
ya todo me importa igual,
siempre que conmigo estés!.
3 comentarios:
Es la pura verdad. Bien Cristóbal
Sólo una puntualización.
Violencia de Género es violencia ejercida sobre la mujer por el mero hecho de serlo.
La violencia hacia el hombre sería violencia doméstica, no de género.
No mezclemos que aunque hay hombres maltratados, no sufren violencia de Género si no doméstica.
Los otros días, en una consulta del hospital Quirón, todos los asientos estaban ocupados, llegó una señora cincuentona, yo me levanté y le ofrecí mi asiento. La señora, con desplante, muy altiva ella, me lo rechazó las dos o tres veces que le invité a sentarse. Miré a mi alrededor y observé como aquella gente más joven que ella y yo, sentados ellos, me miraban con guasa y se sonreían unos a otros. Pasé una gran vergüenza y me vi estúpido, atrasado, viejo, fuera de lugar.
Con este segundo comentario me he sentido igual; simplemente porque he dejado detrás mis cursos de Violencia Doméstica y de Género, por la sencilla razón de no tener que explicar las diferencias que tantas discusiones llevaron a los juristas y que aún hoy en día cuesta trabajo de entender.
Tal como que un poema no debiera ser aclarado en su contenido, pues estaríamos desvirtuando la capacidad de entendimiento del lector, y sin embargo he optado por hacerlo, previa reflexión, que no ha sido otra que, la de da entender claramente mi oposición a todo tipo de violencia y muy en especial a la ejercida sobre la mujer, sin entrar en detalles sobre violencia doméstica.
Lo mismo ocurriría si hubiese comenzado a analizar previamente y de forma literal el poema en cuestión, ésto solo lo entenderían las personas cultas como usted y no el pueblo llano (aunque algunos sí) no docto en la materia, o no?:
Bien, pues analicemos, por ejemplo, con sinalefas, el verso segundo de la primera estrofa “que me regañes”:
que-me-re-ga-ñes = (5 sílabas, ritmo: 4). Rima con "añes".
- (verso peonio (de cuarta) [4][∪∪∪–], coincidencia 100%).
-(verso yambo o acentos rítmicos [2,4][∪–], coincidencia 97%).
-(verso jónico menor [3,4][∪∪––], coincidencia 97%).
-(verso dáctilo o dactílico [1,4][–∪∪], coincidencia 97%).
-(verso adónico (según métrica española) [1,4][–∪∪–∪], coincidencia 97%).
-(verso crético [1,3,4][ –∪–], coincidencia 95%).
-(verso coriámbico o coriambo o coreos [1,4,5][–∪∪–], coincidencia 95%).
(verso adónico (según métrica clásica) [1,4,5][–∪∪––], coincidencia 95%).
Ahora habría que explicar cada uno de los apartados respecto a lo que es un verso peonio, yambo, jónico menor, dáctilo, adónico, crético, coriámbico y adónico, así como todos los demás enunciados. ¿No cree usted que ésto es mejor dejarlo para los catedráticos en la materia? ¿No cree usted que me exige demasiado?
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