domingo, 20 de agosto de 2017

¿En nombre de quién?, por Salvador Delgado Moya

En el viaje vio como el asiento de enfrente era ocupado por un niño de no más de siete años.

Tras observarlo quiso entablar una cordial conversación con él.

    .- ¿No crees que eres muy joven para viajar sólo?, no tenían que haber permitido que un niño le eche un pulso a la aventura, desconociendo las consecuencias.

    .- Tú deberías estar en casa, estudiando, jugando a la play  o dándote un chapuzón en la piscina de tu barrio. Y además son las cinco de la tarde, y no son horas para que un mocoso como tú esté revoleteando sin  rumbo fijo.
    .- ¡Y tus padres estarán desesperados! ¡Válgame Dios! ¡Qué imprudencia!
    .- Y por cierto, ¿adónde vas?

- Pues no lo sé señor. Sólo sé que sin avisar me han dicho que iba hacer un viaje inolvidable, ¡y aquí estoy yo!, sentado, nervioso e impaciente para ver las “sorpresas” que me depara la vida. Alguien me tocó en el hombro y me dijo: “Vamos muchacho, prepárate para tu nueva aventura”…

El hombre atónito y sin pestañear, tragó saliva y muy serio dijo: “Niño te has equivocado de transporte, este,  en concreto,  tiene como destino “el paraíso”, y somos muy pocos los elegidos los que tenemos la dicha de llegar  allí.

No, no. Perdone caballero. Al paraíso iremos nosotros, porque si usted me mira bien verá como mi cara refleja la inocencia y la incomprensión…

Si se fija en mis ojos, verá el dolor, el sufrimiento, el padecimiento de situación ilógica deshumanizada provocada por usted y gentuza como usted, que lapidan vidas a diestro y siniestro…

Si se fija en mi rostro verá la desolación, la ira y la venganza ocasional que me produce su enfermedad. Porque estáis enfermos, enfermos de odio, de sangre, de mentes desquiciadas y promulgáis ser profesionales del dolor.

Si se fija en mis labios, sólo repito la misma  palabra: “¿porqué?, ¿porqué?, ¿porqué?...
¿Y sabe lo que más me duele?, pues ha sido tener que hacer imperativamente este viaje sin tener la posibilidad de despedirme de mis padres, de mis hermanos, de mis amigos…

Si caballero, y perdone por lo de “Caballero y señor”, la verdad es que no sé cómo dirigirme hacia su persona, no sé cómo dirigirme a personas que son dispensadores de maldad, de violencia, de atrocidades y de dolor.

Usted me ha proporcionado un billete de largo recorrido, pero lo que de verdad me gratifica es que sé que el viaje no lo haremos juntos hasta el destino final, antes hay una parada, llamada “infierno”. Allí es donde debe bajarse, le están esperando los suyos, con los brazos abiertos, el Corán en una mano y la cintura repleta de explosivos. Y cuando esté allí, dígame si su “Alá” está esperándole… Seguro que no, porque hasta su Dios no alcanza a comprender la magnitud de la barbarie que estáis cometiendo día tras día…

¡Claro que existe el paraíso! Pero existe para personas de bien, personas que estimulan sus sentidos para gratificar a las demás, personas que imploran en el nombre de un Dios el fin de la violencia, las masacres y las barbaries; personas que enriquecen con sus valores a personas  que intentan vivir, amar, disfrutar, compartir, amar, sin distinción de raza, sexo, color, ni religión.

Díme, ¿tú  crees que has aportado algo bueno a la humanidad?

Todos somos dados sobre el tapete de la vida, y con  el cubilete del destino,  día a día apuestas a ganar, a permanecer; `pero que a veces, alguien tira por ti, sin tu consentimiento y pierdes la partida…

Fíjese bien y verá las lágrimas de mi mamá caen por su cara, abrazado a mí, besándome, acariciándome, rota por el dolor, buscando respuestas donde no hay preguntas, buscando desesperadamente la vida que queda esparcida por el suelo, gritando, enloquecida y marcada de por vida, con el hierro del dolor.

En fin, siempre me acordaré de las Ramblas de Barcelona, con su olor a flores, con la diversidad, con la brisa del mar, con sus gentes, con su encanto, con su solidaridad, con su belleza, con su historia, con su emblema y con su magnificencia.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Después de leer su Artículo, estas son mis reflexiones

Mismo medio de transporte. ¿Pero, al mismo destino?

Un niño deja este mundo
atropellado en Las Ramblas
por unos locos fanáticos
que, en nombre de su Dios, matan.
Ellos, también caen abatidos
por unas certeras balas
que un agente les dispara
en un paseo marítimo
donde querían continuar
con su sangrienta matanza.
Y en el mismo tren o nave
emprenden el último viaje.
El niño, ni sabe el destino,
los criminales en su fe
que más que fe, es locura,
esperan la recompensa
con la que a cada mártir dicen,
que en el cielo les premian
sus abominables crímenes
Con, unas setenta y dos vírgenes.
para que, las disfruten.
¿Adónde iras ese niño?
Esa inocente criatura,
que nunca ni a nadie mal hizo
y al que segaron su vida.
¿Por ese execrable crimen,
premia en el cielo a sus asesinos
con el paraíso eterno
y una corte de doncellas
para que cada criminal las desflore?
¿A qué grado de locura
está ya llegando el hombre?

Que Dios Acoja a ese niño
y a todos los que con él han muerto
y que a sus verdugos perdones
si es que Dios en su bondad
a perdonarlos, se atreve.

Anónimo dijo...

LAS GUERRAS DEL DIOS HOMBRE
(CPPTM)

Ha caído sobre los turbantes
una maldición
con puntas de cruces
arcaica y repetida,
afiladas
viejas
retocadas y
pintadas
con óleo
de sangre refrescada.

Brota otra
igual de vieja
del cofre de la media luna
negra joya
enterrada en pozos de negro oro
en oro negro y pegajoso
nauseabunda
volátil esmeralda
color de fuego y
poder electrónico.

Fuerza
vigor
energía
perla negra del mar sin agua
sed del desierto
muerte y destierro
hambruna riqueza
aceite de piedra muda
cruda viscosidad
fogosa y ronroneante
alas de fresca savia
moneda de cambio
luo del hambre.


Gordos piojos de la escasez
religiones
miseria empachada de caudales
de trabajo y de sangre.
Gritos de pobres
Mentiras de ricos
Aullidos de dioses
Grita la luna con su cruz
Grita la cruz a la luna
rezan sin entenderse
con corazones sin sangre
y la sangre sin razón
con mudas lenguas
y pieles de sapos,
sapos como lobos.

“Llueve agua
Ventisca arena
sobre los vergeles
inocentes
que aspiran las bombas
hacia el mismo cielo
incelestial”.

Sordas son las voces
de los que no son oídos
Mudos y necios
los que disciernen sin razonar
inhumano los dueños
del infierno
y del oro negro o brillante de la tierra.

Cielo, gloria, pulgatorio e infierno
con los santos en paro
y con capataces infernales
que engañan obedeciendo
a sus gordos amos.
Amos que matan pensando
en los iluminados paraísos fiscales
en los bancos
con sus monedas rojas
relucientes distintivos
de beatos sin lunas ni cruces
justicia
de sinagogas y catedrales
museos
cajas fuertes y zulos
de armas y lujos.

Superterrenales
los ayeres
infraterrenales
del infierno los demonios
enchaquetados de hoy
o con sinónimas chilavas
manchadas de sangre blanca azul
y de blanca sangre negra.

Apesta la muerte a tierra
deshumanizada
La Tierra ya apesta a muerte
y el pestilente hombre
pronto
ya ni eso.

Anónimo dijo...

Tremendo poema, pero cierto. Ciertisimo diría yo, para nombrar con versos las viles bilis del igual desigual humano.