Ocurrió en julio de 1969 tras un viaje de cinco días que todo el mundo siguió con expectación e incredulidad.
Aquel día -¿o era de noche?- la Humanidad profanó la utopía de lo inalcanzable, derribó la sublime fuente de inspiración de los poetas, e invalidó la más lírica de las promesas de los enamorados. Hasta ese día ella conservó intacta su alma en ese tránsito elíptico, inalterable, y sin pausa, a través de los siglos, ¿qué digo siglos?, a través de millones de años. La misma alma que adoraron los íberos y los fenicios, y antes aún los neandertales y los cromañones.
Y es que llegar hasta allí no fue tarea fácil ni exenta de riesgos. Los ingenieros que trabajaron en el programa Apolo no las tenían todas consigo. Aquello podía salir mal hasta el extremo de que el presidente Nixon tenía preparados dos discursos según la cosa tuviese un final feliz o no: Tres astronautas lanzados al espacio sideral con la misión de aterrizar -perdón alunizar- en un lugar con un campo gravitatorio distinto, dar un paseo, recoger muestras, volver a despegar desde la superficie de aquel otro mundo, y entrar, violentamente, en la atmósfera terrestre, ante la perplejidad e irritación de Heh, dios y señor del espacio infinito.
La Luna a la que García Lorca dedicó un romance y Sabina el deseo de que todas fueran de miel. La misma, a la que lobos hambrientos aúllan en las noches frías de invierno, con la certeza de que los oye y les devuelve la cortesía con una luz prestada para que se orienten en busca de la presa. Una luna con una cara oculta -como algunos hombres- que a todos oculta.
Neil Armstrong el hombre que se atrevió a pisar la Luna por primera vez. Forever.
4 comentarios:
Esta es una mentira mas de los americanos nunca han estado en la luna un montaje porque no han vuelto nadie a ir era por ganarle a los rusos. Las fotos tienen trucos que se ven fácilmente
En este artículo percibo al Sr. Mata más poeta que nunca.Como no recordar ese día en que en nuestro pequeño mundo de dos habitaciones y cocina vivimos pegados al recién estrenado televisor el primer paseo lunar que en nuestra fantasía nos llevaba a imaginar que también habíamos estado allí.Fue tanto el impacto que hasta un equipo juvenil de baloncesto de mi localidad adoptó el nombre de Apolo.
Muy bueno Manolo. De lo mejor que he leído últimamente. Y como dice Ana Guerrero muy poeta. En Jimena nunca ha existido un equipo de baloncesto llamado Apolo así que será lectora de otra ciudad.
Aquella madrugada me encontraba, a mis 19 años, en el salón parroquial de mi pueblo. Por supuesto emocionado con todo cuanto acontecía en aquel lúgubre televisor blanquinegro con su pantalla minada de burbujeantes puntitos negros (agüilla). Verdad? Mentira? Ilusionante, por descontado!!
Muy bueno el artículo, Manolo.
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