Llegó un día en que sin quererlo, ¿o sí?, no sé, comenzó la aventura. Una aventura llena de aventuras, unas vienen por si solas, otras son buscadas. Muchas ganaremos y otras perderemos, según la intensidad de cada historia. Pero hay una que terminará con todas: pasadas, presentes y futuras, y ya no habrá más, ¿o sí?, no creo, no sé... De todas formas, tal como lo vemos desde aquí y ahora, la más impresionante, seguro que la perderemos, y nos iremos con ella.
En lo que a mí respecta, no sé si he de ir preparándome poco a poco para esa PENÚLTIMA y gran aventura que está por venir, y, ¡a lo hecho pecho! Desconozco si, el no haberme preparado con anterioridad, ha sido un tiempo perdido. Si ahora me lo propusiera no sabría como hacerlo, pues, a estas alturas no creo en nada. No obstante me pensaré las posibilidades que tengo y, si puedo y me dejan, como hacen algunos, por si acaso, compraré la PRIMERA aventura de la vida de ese próximo y desconocido futuro.
5 comentarios:
Todavía te queda mucho para descubrir esa última aventura a la que, creo, no debemos tener miedo, y todos, tarde o temprano, descubriremos.
G. Polo
Muchas gracias por tu deseo y ánimo Gonzalo, ¿qué haríamos si realmente se pudiera comprar la futura vida...?? Yo creo que habría quién, habiéndolo pasado tan mal es ésta, preferiría el descanso eterno y oscuro de la realidad, creo..., no sé...
Esto, digo yo, es como las Navidades y la preferencia de alguno: si no llegaran mejor, ¿o no?
Esa última aventura que iniciamos desde que venimos a la vida, ha sido tratada desde el principio como algo trágico. Nos han metido el miedo en el cuerpo desde pequeñitos, amenazándonos con la eternidad, una terrible eternidad para algunos, que la pasarán ardiendo por siempre jamás, y terriblemente aburrida para otros, que la pasarán a la derecha de su inventor, subordinados y sometidos, pues el libre albedrío dejará de existir y solamente quedarán normas que cumplir. Nos la plantean, en cualquier caso, como algo profundamente aburrido, tan aburrido y triste como querer perpetuarse en la vida, porque ¿a quién le interesaría vivir eternamente viendo cómo las personas a las que se termina amando, van desapareciendo sumiéndonos en una absoluta tristeza? Esa última aventura no es una tragedia sino la solución.
Gonzalo Polo
Te digo que llevas razón cuando no puedo (podemos) saberlo. Haber si de una vez por todas alguien baja (o sube, no sé) y nos lo aclara de una puñetera vez!
Puede que no quieran volver para contárnoslo.
G. Polo
Publicar un comentario