"Las Bañistas (Renoir)", por Manuel Mata

Cuando Pierre volvió de Italia impresionado por los grandes maestros del Renacimiento, especialmente Rafael, dedicó casi tres años a pintar este cuadro en que varias jóvenes desnudas nos bañamos en un riachuelo bajo una resplandeciente luz solar.

Las líneas que crean esos sensuales volúmenes son protagonistas sin discusión: brazos, piernas o pechos son dibujados a la perfección sin enfrentarse al color como se aprecia claramente en el paisaje tratado incluso con una pincelada rápida y vigorosa. La riqueza de los coloridos, la plenitud de las formas y la sensualidad que transmitimos nos traen a la memoria a Rubens o Tiziano maestros admirados por Renoir.

Las dos figuras principales somos mi amiga Suzanne Valadon  -la rubia- y yo que fui su modelo preferida, nos casamos en 1.890 pero seguí posando para él.

Ambas tumbadas en primer plano, y las tres bañistas que juegan en el fondo de la composición, posamos, tal cual, en el jardín plantado de olivos de Las Collettes, la propiedad de mi marido en Cagnes-sur-Mer, en el Sur de Francia. El paisaje mediterráneo hace referencia a la tradición clásica de Italia y de Grecia, cuando "la tierra era el paraíso de los dioses".

Pierre  Auguste Renoir ofreció una interpretación sensual del impresionismo, más inclinada a lo ornamental y a la belleza pues en sus creaciones muestra la alegría de vivir, incluso cuando los protagonistas son trabajadores con oficios duros. Siempre son personajes que se divierten en una naturaleza agradable, algo parecido a lo que hacía Matisse a pesar de sus estilos distintos. 

Trató temas de flores, escenas dulces de niños y jóvenes y sobre todo el desnudo femenino de los que yo fui su mejor inspiración.

Aline Charigot