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Fallece Jesús Quintero
Tras recibir la noticia del fallecimiento del periodista Jesús Quintero varios amigos me acaban de preguntar cuál es la clave de éxito que, tanto en la radio como en la televisión, él alcanzó. De manera rápida les acabo de responder que, a mi juicio, su eficacia comunicativa residía, al menos, en su habilidad para estar pendientes de los interlocutores, en concederles el protagonismo y, en dejarlos hablar. Gracias a sus oportunas y a veces largas pausas, permitía que sus preguntas fueran parecidas a las que muchos de los oyentes les hubiéramos hecho. Sus entrevistas nos servían para acercarnos y para alejarnos de la vida de los otros, para penetrar en nuestro interior e, incluso, para contemplarnos desde fuera. Nos hacían pensar y reflexionar, sentir y emocionarnos, disfrutar y sufrir, llorar y reír, y, en cierta medida, nos ayudaban para que humanizáramos nuestras relaciones, aunque a veces la usáramos para deshumanizar a la sociedad. En mi opinión, poseía una singular habilidad para elegir a unos interlocutores que, parecidos o diferentes a nosotros, expresaran nuestras recónditas aspiraciones.
En resumen, ha muerto un gran profesional que tuvo la capacidad para hacer visibles esas personas que piensan, hablan y, sobre todo sienten como muchos de nosotros. Que descanse en paz.
Un buen periodista es aquel que enseña virtudes a sus lectores o escuchantes. Lo que me enseñó Jesús Quintero fue a escuchar y meditar antes de contestar. Cuestión, que no es poco.
ResponderEliminarLa muerte siempre es dolorosa, pero cuando se lleva a una buena persona, es además injusta.
Descanse en paz.
Cuando se nos muere una de nuestras personas queridas o admiradas, se os muere algo importante de nosotros. Gracias, querida Paloma
ResponderEliminarNo es paloma, es enrique
EliminarQuintero, que en vida lo tuvo todo, murió en una residencia de Ubrique solo y desamparado. Abandonado por todos incluida la familia. Arruinado hasta tal punto que su estancia la pagó una persona ajena a la familia. Ahora, muerto, vienen las loas y los homenajes. La vida.
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