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La clave de la admiración, del respeto y del cariño que en todos nosotros ha despertado su figura, y la valoración tan positiva de nuestro paisano y amigo Aurelio Collado Riquelme y de su ejemplar trabajo profesional residen en esa modestia secreta y, al mismo tiempo, jubilosa, de un hombre que medía su felicidad por la estatura de esas personas que le regalaron su apoyo, su estima, su amistad y su amor.
Y es que el modelo de vida de este hombre bueno personifica un estilo que él explicaba sin necesidad de emplear palabras. Su calidad humana y su nivel profesional se pusieron de manifiesto, sobre todo, en su peculiar manera de evitar la tentación de caer en la superficialidad y en el exhibicionismo.
La vida de este “caballero” que decidió crear una apacible familia estaba marcada por la saludable "manía" de ayudar, de servir y de hacer el bien. Cualquier ocasión era propicia para que él la convirtiera en una oportunidad para escuchar y para atender las demandas, muchas veces silenciosas, de los demás. Con su esposa Francisca, con sus hijos Pascual y María José, con sus nietos, familiares y amigos, nos sentimos dolidos por su fallecimiento y agradecidos por su ejemplar vida. José Antonio
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José Antonio, en nombre de la familia, muchas gracias por tus sentidas palabras hacia mi padre.
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