lunes, 28 de enero de 2019

"El azote del destino", por Salvador Delgado Moya

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EL AZOTE DEL DESTINO.
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Ante todo debo darte las gracias.
    
Las gracias por conseguir unión entre desconocidos, unión entre las ganas, los propósitos y la convicción.

 
 Desde esa oquedad, sin nada más que tu silencio, sólo, recubierto de dolor, sin mover un solo dedo, hiciste sacar lo mejor del ser humano, impregnando de esperanza hasta el corazón más remoto.
    
Aunque no estuviste presente, seguro que fuiste tú quien acariciaba los mandos de toda esa maquinaria que rugía segundo a segundo por encontrarte. Seguro que fuiste tú, quien daba luz a esas noches frías, apáticas, dolorosas y angustiadas. Seguro que fuiste tú, quien arropaba con mantas a almas dolientes, esperanzadoras e inconformistas. Seguro que fuiste tú, el que sin pretenderlo, uniste desconocidos de los cuatro puntos cardinales, invocados al seguimiento de un padecer diario, mudo, que desquebraja cualquier tipo de fortaleza humana, ondeando desde el corazón el compromiso, con alardes de impaciencia, enarbolando en todo su esplendor el valor innato de la raza humana.
   
 Tierra malagueña, que te vio nacer, de brisas con olor a esperanza, deseosa de convertir el milagro en realidad, batallando con noches de insomnio, soñando con noticias bienaventuradas, que nos engañaron cegados por el dolor y la espera.
   
 La sinrazón se alió con tu corta edad y en tu legado nos descifras que es la unión. Porque la unión la construyen manos que aparte de acariciar, también sirven para picar... que la luz de unos ojos cansados y agotados siempre iluminarán la esperanza... 

    Te pedimos  perdón por dejarte sólo ante este viaje, ¡te equivocaste de dirección! Porque los ángeles siempre deben estar arriba. También no te pudimos arropar cuando estabas deseoso que lo hiciéramos, porque el calor de esa manta que fue tan necesaria, la empapamos derramando lágrimas. 

    El dolor de estos días se asemeja a esa maldita pizarra y granito que succionaba tu inocencia. Dentelladas sin descanso, de un acero avanzando milímetro a milímetro entre preguntas destinadas a
jamás ser respondidas, con lunas custodiando a ese destino desbocado, inherente y desprovisto de lógica.

    Visitaste las entrañas de una tierra ataviada con desesperación, con olor a incredulidad y color a inconformismo. Unión entre aceros cilíndricos, unión entre almas encontradas, unión entre lágrimas silenciosas, profundas y desesperadas.
   
 ¿Qué quien tuvo la culpa? Seguro que tropezaste con algo maléfico, apellidado “destino”, empecinado en que no soplaras más velas en tus cumpleaños;  precursor de estados de lamentos alimentando la desesperación; excelente inhibidor de sonrisas; hurgador en heridas aún por cicatrizar; estratega invisible para atormentar vidas y máximo exponente de las desgracias, latente siempre en las ascuas del dolor...
    
¡Pero tú no te preocupes pequeño! ¡Ya todo ha pasado! ¡Ya estas tranquilo! Unos buenos hombres te encontraron que con su sudor y sus lágrimas ablandaron ese maldito terreno y con delicadeza, para que no despertaras de ese tempranero sueño, te cogieron en sus brazos y te subieron para que pudieras subir a las estrellas, junto con tu hermanito y muchos ángeles más. Disfruta allí arriba, lo que aquí abajo no te dejaron vivir...
    
¿Sabes una cosa Julen? Tu nombre y tu cara siempre quedará grabada en las almas de tantas y tantas personas que estuvieron desvividas por encontrarte, desde el primero hasta el último, cercanos y lejanos, familiares o no, desboronaste corazones y afianzaste los valores de los seres humanos.
    
¡Sigue sonriendo pequeño! ¡Abrígate, duerme y sueña hasta la eternidad!
    
¡Un beso allí donde estés!..
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Imagen de apoyo a Julen @SALVATWITTS

1 comentario:

Anónimo dijo...

Julen se fue.

Partió a otra dimensión,
no lo pudieron salvar
a pesar de los esfuerzos
de más de trescientas personas
que han trabajado sin cesar,
son del destino, las cosas.
Estuvo entre nosotros
dos años, que fueron muy pocos
y a pesar de ser poquísimos,
todo el mundo lo quiso,
todos les enviamos fuerzas
todos, rezamos unidos.
Nació, como todos nacemos,
sin mácula, puro, limpio
y tan limpio como nació
así se marchó este niño,
no tuvo tiempo de hacer
mal, a nadie en este mundo.
Ahora estará allí,
a donde van todos los que
hacen el viaje de vuelta
prematuramente, siendo niños,
donde no hay ningún pozo,
donde hay agua cristalina
en muchas fuentes y arroyos.
Allí será muy feliz
ya que está en un jardín,
en un enorme paraíso,
donde hay praderas verdes
sin montañas ni pedruscos,
llena de muchos animales
y de muchísimos pájaros
de plumajes coloridos,
de muchas plantas con flores
y de árboles con frutos.
Julen no necesitará ya
su policromado triciclo
porque podrá cabalgar
a lomo de caballos blancos,
de leones y de tigres
y recorrer el paraíso.
Desde aquí todos le enviamos
todos a la vez y todos unidos
luz para que le alumbre
eternamente a ese niño,
de oscuridad, ya tuvo bastante
en ese pozo maldito.
Él, seguro que estará
enviando a sus padres
y a todos los que estos días
con dolor hemos sufrido,
fuerza para soportar
con resignación y paz
su incomprensible partida.
Julen que ahí donde te encuentras
que la luz perpetua te ilumine
y por siempre, descanses en paz.