lunes, 15 de agosto de 2016

Claves del bienestar: "El trabajo de la mujer", por José Antonio Hernández Guerrero

Es cierto que tenemos que seguir luchando para que los legisladores, mediante leyes adecuadas, favorezcan unas condiciones objetivas de las vidas de las mujeres que hagan posible que -realmente y en todas partes- sean iguales que las de los hombres: que gocen de la misma libertad efectiva y que puedan ejercer eficazmente todos los demás derechos humanos. Pero, si pretendemos la construcción de una sociedad más justa sea consistente y estable, es necesario que, además, cambiemos el sistema de significados que subyace en el fondo secreto de nuestras “inconsciencias”.  

Las diferencias sociales, laborales, económicas, jurídicas e, incluso, religiosas que separan a los hombres y a las mujeres tienen unas raíces mentales profundas que penetran hasta el fondo de nuestro mundo de los símbolos. Éstos son, no olvidemos, los factores que determinan la formación de las ideas, el significado de las palabras, la adopción de las actitudes y el mantenimiento de las pautas de los comportamientos individuales, familiares y sociales. La eficacia y el peligro de estos símbolos son mayores cuanto menor es el conocimiento de su existencia y de su funcionamiento.

En la amplia bibliografía que se ha producido en los últimos cincuenta años sobre el feminismo, abundan los libros que describen los múltiples ámbitos de la vida ordinaria en los que se manifiestan tales desigualdades, pero son escasos aún los trabajos que ahondan en esos niveles de las representaciones, de los significados, de los sentidos y de los símbolos. 

En mi opinión es necesario que tengamos en cuenta cómo, a partir de la presencia femenina, cambia el clima del espacio laboral: se alteran las relaciones, el valor del dinero, el significado del tiempo, el sentido de la actividad frente a la pasividad e, incluso, la concepción de la política y de la religión. Pienso que es el momento de preguntarnos si el modelo emergente de mujer que descalifica la pasividad generará también un nuevo tipo de interpretación filosófica, una alteración de modelos de relaciones sociales y una transformación de las reglas de juego en la política e, incluso, en la religión. Vamos a ver si las iniciativas del papa Francisco dan algunos frutos o si son frenadas por las resistencias de los obispos, sacerdotes, religiosos y laicos ultra heterodoxos. 
           

1 comentario:

  1. Anónimo3:54 p. m.

    Años de luchas llevamos
    y el avance en la igualdad
    para hombres y mujeres
    es más bien escaso y poco,
    en leyes se ha adelantado
    algo más que, en la realidad,
    pero el aplicarlas al cien por cien
    eso no se ha conseguido
    y en el futuro me temo
    que será, más de lo mismo,
    es decir que…tampoco.
    Lo llevamos en los genes
    y tanto el hombre como la fémina,
    a pesar de lo que se diga,
    siguen pensando los dos
    que es mucho más débil la hembra.
    Y con falsa pretensiones,
    de que hay que protegerla,
    la verdad es que el discriminándola,
    muchísimas veces en negativo
    y en positivo alguna que otra,
    no se la trata por igual
    ni en el acceso a puestos,
    ni en la igualdad en ascensos,
    ni en el trato laboral
    y mucho menos, en salario
    y las leyes, ahí están,
    pero el cumplirlas ya eso
    como a muchos no les conviene,
    y a otros, ni le importa ni interesa
    la cosa sigue adelante
    sin cambios, o con muy pocos
    y nadie esto lo remedia.
    Los políticos no son en esto,
    ningún ejemplo a seguir,
    la familia ha dado pasos
    unos dicen que hacia adelante
    y otros que, en retroceso,
    la iglesia que siempre va
    a la cola del progreso
    ya que hay muchos heterodoxos
    en la curia y en el clero
    que no quieren la igualdad ni cambios
    y el avance, mucho menos.
    Este Papa a pesar
    de ser algo más abierto,
    no lo dejarán que haga
    lo que se había propuesto,
    no hará más de lo que ha hecho
    y cuando termine su papado
    por muerte o por pase a emérito
    ya entrará otro que cambie
    todo lo por Francisco innovado.
    Las tres iglesias monoteístas
    con muy pequeñas variaciones
    en lo que concierne a la mujer
    por genéticas son, lo mismo,
    la consideran algo menos
    o puede que hasta inferior
    en comparativa con el varón.
    Mucho se lleva luchado
    y mucho más queda por luchar,
    aunque me temo muy mucho
    que referente a la igualdad,
    en derechos, trato y salario,
    es un problema que no tiene
    solución ni a corto ni a medio plazo,
    hay sectores que vaticinan
    que, a plazo largo, tampoco.

    Saludos, un abrazo y mi respeto.
    .
    15.08.16
    .
    Antonio. -El niño del Corchado-

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