miércoles, 16 de septiembre de 2015

"Cruel actualidad", por Cristóbal Moreno El Pipeta

Ayer (15-09-2015), en Tordesillas (Valladolid), a las 11,00 horas de la mañana, se ha hecho un gran descubrimiento por el cual, los gobiernos se ahorrarán mucho dinero en Fuerzas de Orden Público y material contra manifestaciones y concentraciones ilegales, y también, en alteraciones graves de orden público.

            Se ha comprobado que con solo echar a las calles, de forma dirigida por mozos experimentados, un toro bravo, los alteradores del orden y cuantas personas se hallen perturbando lo legalmente autorizado, se olvidan del motivo por el que están allí y dándose con el talón en el culo lo mandan todo a la mierda. Si hay peleas, por ideas contrarias entre defensores y detractores, como era el caso, inmediatamente se quitan de en medio e incluso los contrincantes se ayudan para ponerse fuera de las astas del animal.


            Estas medidas -que las autoridades están estudiando llevarlas a efecto para casos similares (¿?) -, además de los ahorros anteriormente citados, evitan también las consiguientes denuncias contra los agentes y sus mandos o cargos políticos responsables, y si acaso, solo las hay contra una sola persona, como ha ocurrido, sobre el alcalde del pueblo, y, con solo alegar que los únicos infractores han sido aquellos que han invadido por la fuerza, libremente y por propia iniciativa, la zona legalmente autorizada, perfectamente protegida y delimitada para el evento en sí, como era el caso del recorrido del Toro de la Vega.  Pues la fiesta estaba debidamente autorizada por la autoridad competente.

            En cuanto al caso que nos ocupa respecto a las confrontaciones de taurinos y antitaurinos, decir, que el maltrato animal debe ser castigado tras decidirlo así las autoridades competentes previas las denuncias y pruebas oportunas. En este caso, en el que el torneo ha resultado nulo, denunciar administrativamente al/los que hayan infringido las normas, y en lo sucesivo se lo pensarán dos veces. Tal como se hace en las corridas de toros, para eso en cada acto de este tipo está el Delegado Gubernativo (no solo están nombrados para las corridas de toros  o novilladas, sino en la mayoría los espectáculos públicos con este tipo de animal, sea macho u hembra –corridas, novilladas, charlotadas, toros de cuerda, etc.-).

            Esto es lo suyo, así es y así debe de ser, para que puedan seguir estos espectáculos tradicionales, pues si desaparecen, desaparecerán los toros y solo quedarán expuestos en zoológicos o en alguna reserva de animales sueltos, ya que por su fiereza y su peligro no conviene tenerlos solo para carne, pues las otras razas, con mucho más peso y nobleza son más óptimos y productivos para el ganadero. Hay que tener en cuenta que la crianza y tenencia de un toro bravo necesita una serie de cuidados y más personal experto, necesitando además al caballo para llevarlos a efecto, mientras que al otro con tenerlo en una finca cercada y con alimento es más que suficiente; y con muchísimo menos personal para su cuidado. La ganadería, en cuanto a número, suele ser la misma, y, mientras que en la brava se revaloriza el macho (hay que tener muchas vacas y de buena raza para que a la vez haya muchos machos que abastezca el mercado). Es decir, salvo excepciones bien conocidas, la mayoría de las vacas ni se tocan, solo son para cría y mueren o son sacrificadas cuando dejan de parir. En las de carne (según el número de animales que hayan) con un par de buenos machos para semental es más que suficiente. 

            Y como decía en otro artículo, ir mirando el mapa de Europa (¡para que más, si es el mismo caso!) y confrontar con los países donde es repudiada y prohibida la fiesta de los toros, haber en cuáles son los únicos que poseen dicho ganado bravo, pues los otros, ni en los zoológicos siquiera; ejemplo de Gran Bretaña, Irlanda, Alemania, Suecia, Noruega, Finlandia etc. Pero si existen y en un buen número, dando muchos puestos de trabajo, en Portugal, Francia y…, y…, ya está. Bueno, pues solo queda ir a los zoológicos de los primeros haber si en ellos encontráis algún toro bravo de lidia, es decir, de estas razas cuya imagen podéis ver a menudo en grandes dehesas y de cartón o madera en las propias carreteras de nuestro país. No lo sé, pero creo que en muy pocos o en ninguno los encontraréis, pues mientras que un cachorrito de león o de tigre puede ser manoseado desde que nace, el becerrito, en cuánto se desprende de la bolsa amniótica, ya te está trompando aún sin cuernos.

            Ahora bien, si no merece la pena ni una sola muerte en espectáculos bien reglamentados, aunque el toro desaparezca, pues adelante, una especie más en extinción. La pena es que en el mundo -bueno en el planeta tierra-, haya tanta crueldad, sea tan cruel, tan inmensamente cruel, pues para que unos seres (muchísimos) vivan, han de matar a otros para alimentarse (incluso al hombre) y los matan sin reglamento alguno, con sadismo y crueldad…, sin conocimiento, dirán algunos, por muy pequeños que sean. No hay nada más cruel que la propia naturaleza, que además, nos ha hecho así, a nosotros seres inteligentes que nos matamos entre sí, y a todos esos animales irracionales, carnívoros en la tierra, en el mar y en el aire. Incluso los hay (el gato por ejemplo) que antes de devorarlos poco a poco, a veces aún vivos, antes juegan con la víctima e incluso la maltratan tirándola por alto, hasta dejarla inconciente, esperan y cuando vuelven en sí, repiten hasta que se cansan y se la comen.

            Pero nosotros, los seres humanos, que matamos a otros humanos en confrontaciones bélicas, y a los demás animales para comer -a veces como deporte o espectáculo-, al ser seres racionales, inteligentes, no podemos compararnos a los animales, pues todo lo hacemos con papeles en las manos, legalmente autorizados, incluso se autorizan las guerras; y…, ¡hasta se suelta un toro bravo en medio de un montón de criaturas…!

Esperemos que a nadie se le ocurra soltarlos – para ahorrar –, al pie de las fronteras…; en vez de aumentar el número de agentes de la autoridad o el número de desesperados autorizados a entrar.

1 comentario:

Anónimo dijo...

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El ser humano ha sido,
es, y por desgracia
seguirá siéndolos
entre todos los vivientes,
sin duda el más inhumano,
mata por el placer de matar
incluso a su propio hermano.
No mata solo para comer,
no mata para defenderse,
mata con cualquier pretexto
inclusive, sin ninguno,
lleva en sus genes dar muerte:
Una, buscando placeres
otras, armas que no existen,
y siempre, porque les divierte.
¿De qué pasta estamos hechos?
¿Qué llevamos en los adentros?
Que somos tan sensibles
y tiernos para dar amor
y tan insensibles
que al mismo tiempo
sin razones damos muerte.
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19.04.16
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Antonio. –El niño del Corchado-