jueves, 6 de octubre de 2011

Palabras de moda 31: Octubre

Por José Antonio Hernández Guerrero.
“Octubre” era el octavo mes en el calendario romano establecido por el padre y fundador de Roma, Rómulo -que, como ya hemos indicado, comenzaba en marzo- y es el décimo de nuestro almanaque actual desde que Numa fijó el inicio del año el primer día de enero. Desde entonces, su nombre ha permanecido inalterado, a pesar de que el Senado Romano y los emperadores Cómodo y Domiciano le dieron por algún tiempo la denominación de Faustino, Invicto y Domiciano que no tuvieron aceptación. La palabra deriva del latín “october” que, como es fácil de suponer, tiene su origen en la cifra “ocho”, octo.
En este mes, que estaba bajo la protección de Marte, se celebraban múltiples festividades griegas y romanas: el cinco, por ejemplo, se ofrecían sacrificios a los manes o almas de los difuntos. Era un día fatal, durante el cual estaba prohibidas las peleas, las levas, los viajes, las bodas, los comicios, a no ser en caso de extrema necesidad. Era uno de los tres días del año, en los que se abría el Mundus, el templo consagrado a Putón y Proserpina, divinidades infernales.

El día 11 eran las Medritinales (de mederi, curar), día feriado en el que era costumbre hacer libaciones, llenando los vasos con vino añejo y nuevo mezclados y, tras probarlo, arrojarlos al suelo. Era un rito religioso frecuente en los sacrificios, en las negociaciones, tratados, bodas, entierros y, en general, cuando comenzaban o finalizaban algún acto solemne. La tradición dice que esta fiesta era un obsequio de Medritina, diosa de la Medicina. El día 13 tenían lugar las Fontanales, y se arrojaban en las fuentes y en los pozos coronas tejidas con flores y con hierbas, como tributo a las Ninfas, a quienes estaban consagradas estas fiestas. El día 15 se inmolaba un caballo (equus October) a Marte, en recuerdo de la toma de Troya por los griegos. El 19 era el Armilustrium, fiesta llamada así por el lugar al que iban los soldados a celebrar los juegos sagrados. Recordemos que, en su origen, los juegos eran gestionados por los sacerdotes ya que constituían una parte integrante de las ceremonias religiosas. El 26 comenzaban los juegos Sulanos, en recuerdo de la victoria que alcanzó Sila en la puerta Collina, y que duraban siete días. En el siglo IV ya habían caído en desuso.
Este mes, en el que comienza la siembra de los cereales, se da la última vuelta a la tierra y se distribuyen los estiércoles para sembrar el trigo, la cebada, el lino, las habas y los altramuces, es un período de inestabilidad atmosférica y de intensa actividad social: a las lluvias y a los vientos mañaneros puede suceder la calma de las tardes apacibles; a los días de febril actividad laborar, pueden seguir las jornadas de agitadas huelgas y de movilizaciones sindicales. Octubre, no lo olvidemos, es el mes central del otoño que los meteorólogos anuncian como inseguro e inestable y que los líderes sindicales pronostican caliente y movido.
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***Enviado por José Antonio Hernández Guerrero, catedrático de Teoría de la Literatura y Literatura Comparada y Director del Club de Letras de la Universidad de Cádiz, escritor y articulista.

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