Comienzo con Francisca Sánchez Gil de noventa y tres años, nacida en la barriada de los Ángeles de la estación de tren de Jimena de la Frontera, la seríe de entrevistas que tengo prevista con personas nonagenarias para que cuenten su vida y reflexionen sobre sus vivencias y anhelos.
En esta ocasión entrevisté a la vecina de la Barriada de la estación de los Ángeles de Jimena de la Frontera, Francisca Sánchez Gil, recién cumplida los 93 años el pasado día 13 de febrero.
FRANCISCA, POETA EN LA INTIMIDAD QUE QUISO SER PERIODISTA
P. ¿Francisca?
R. Si. ¿Quién es?
P. El hijo de Juan Trillo e Isabelita Huertas, primo de Juan Ángel Gómez López.
R. Ah, le estaba esperando. Me lo dijo ese hijo de Práxedes, el de “Los Huérfanos”.
P. ¿Cómo quiere que te llame, Francisca, Frasquita, Paca…?
R. A mí me gusta el de Francisca, pronunciando la “ese”. Aunque me llaman: Frasquita, Francis y hasta Isabel.
P. Entonces ¿eres Francisca Isabel?
R. No. Es que en mi casa fuimos diez hermanos. De pequeños, murieron tres y a mí me pusieron el mismo nombre de mi hermana nacida con anterioridad y que había fallecido, así que algunos vecinos me empezaron a llamar por el mismo nombre de mi madre.
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ME LO DIJO TRILLO
ResponderEliminarCristóbal Moreno “El Pipeta” 30 de abril de 2021
Si, me lo dijo Trillo
que contó historias olvidadas
un lío y un ovillo
con secas muertes y sus guerras
¡Ay…!, ya canta el grillo
sin sus blancas lenguas cortadas
sin alas de brillo
sin negras armas con guerreras
¡Con antenas, quillo…,
y palabras de letras aladas…
escritas al dedillo
en blancas pizarras de piedras!
Ya brilla el tornillo
en roídas bisagras oxidadas
tal como el anillo
de aquellas viudas de guerras
De huérfano chiquillo
o de viudos de esposas queridas
robado el zarcillo
por las crueles balas perreras
Si, me lo dijo Trillo
que cuenta historias olvidadas
de peste tufillo
sordera en Derecho de Guerras
Y que sepa el chiquillo
no olvidar las guerras pasadas
hoy canto de autillo
para biznietos de posguerras
Es bastante sencillo
oír abuelos con voces airadas
voz de cabestrillo
y una fiera lágrima en sus ojeras
Porque canta el grillo
¡Por fin!, en gargantas calladas
Muchas gracias Trillo
Ojalá no haya más guerras