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- Crónica y poema por "El Pipeta"
- Fotos de Primi Medina
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Dicha boda fue para ellos una sorpresa tras otra, pues lo único que tenían pensado era casarse de nuevo y con sus familiares más allegados tomar una copa en la terraza de la casa materna de él. Pero sus pícaros hijos les habían preparado una buena: se pusieron, con mucha antelación, de acuerdo con sus familiares y amigos que voluntariamente quisieran preparar el evento, previo pago de 15 €.
Una vez sabido el resultado de la encuesta, buscaron el local "en El Esparragal - finca de Alonso el de los hierros-", hicieron comidas y tapas, recogieron regalos, música de cds y un ambientazo por todo lo alto que duró hasta las cinco de la mañana aproximadamente.
Los invitados susodichos pagadores del abono, llevaron regalos que les fueron dando junto a otras sorpresa poco a poco y durante toda la duración del evento. Si los regalos les hacían llorar, más lloraron con la visualización de un reportaje fotográfico en blanco y negro preparado con fotos desde la niñez de ambos hasta la edad actual, con sus hijos desde el nacimiento, que resultó muy emocionante para ellos y para los espectadores.
Amenizado todo ello música de fondo, siguiéndole baile hasta agotar las pilas.
El picoteo más la comida y bebidas fue abundante y no faltó casi nada en las mesas.
Sus hijos hicieron de reporteros fotográficos desde el comienzo, así como amenizadores de este segundo casamiento hasta el final.
Todo estupendo, una velada fenomenal en la que no faltó ni un ápice en muestras de cariño.
Sobró el calor de la iglesia, de la calle y del campo. También el calor de los cuerpos al bailar juntitos.
Desde aquí nuestra más sincera enhorabuena..
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La casa era sampableña
tan alta como un haz de leña,
y el jardín bonito e ingenioso:
era todo un encanto,
y era todo precioso.
En el jardín vivían:
una rosa y un clavel,
Amalia era la rosa
y el clavel Juan José.
Veinticinco pétalos tenían
cada uno en su envés;
los de la rosa eran rojos,
rojos como el amanecer,
y los claveles eran blancos
tan blancos como el querer.
Y había lirios de cien hojas
Y había amores de cien pétalos
Los lirios eran sus promesas
y eran los amores centenarios.
Es Juan José el jardinero de su amor
donde siembra día a día: su corazón
Es Amalia jardinera: de sus vidas
que día a día une, las hojas caídas
a veinticinco años, adheridas.
Y de esos veinticinco años de amor
nacieron dos luceros y una estrella
en ese jardín de tantas flores bellas
donde de amor hablan la rosa y el clavel:
“Parece que fue ayer, cuando besaste mi mano.
Eres el amor de mi vida, nunca lo he negado.
Junto hemos crecido, junto hemos madurado.
Las mas bellas cosas las he vivido a tu lado
¡Es nuestro aniversario, por eso estamos brindando!.
¡Dame un beso mi amor, que siempre te lo has ganado!.”
Cristóbal Moreno “El Pipeta” 24 de agosto de 2013
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Nos lo pasamos genial, sobre todo ellos que era lo que importaba.
ResponderEliminarFElicidadesssssssssssss a los dos
ResponderEliminarDel amor quien más bien sabe
ResponderEliminares, quien en el presente lo tiene
todo aquel que lo disfruta
y del amor también saben y mucho
todo aquel que lo ha tenido,
todo aquel que lo ha perdido
y como no por supuesto
todo el que nunca lo tuvo
el que se ha pasado la vida
buscándolo y no lo obtuvo
y que por falta de amor
mucho, muchísimo ha sufrido.
De amor todos sabemos;
unos por haberlo gozado,
otros por haberlo perdido,
otros por haberlo anhelado
y no haberlo conocido.
Pero quien más sabe de amor
es todo el que una forma u otra
como amor o desamor, lo ha sentido
Dichoso el que el destino
le premia con un amor
al que permanece unido
y junto a él, ha envejecido.
Quien cumple bodas de plata
y luego bodas de oro
¿Y con salud por qué no?
hasta bodas de platino y después
quien lo separa es la muerte,
aunque sería mucho mejor
que partieran los dos juntos.
Dicen que el sexo es el motor,
el motor que mueve al mundo.
Más… yo suelo apostillar:
-Que, si el sexo es el motor,
el combustible sin duda, es el amor.
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27.04.16
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Antonio.- El niño del Corchado-